Wednesday, July 20, 2011

SOBREPROTECCIÓN



SOBREPROTECCIÓN
 
 
Sesión de Psicointegración: 23/Abril/2009
De Jorge Raul Olguín.
Psicointegración sobre la sobreprotección. Habló sobre la dependencia y la inseguridad que genera, que lleva a la falta de madurez si esta sigue durante años, provoca menor capacidad de discernimiento. Habló de la permisividad y de la superación de ambos problemas, de otros orígenes de falta de valoración, y dio diversos ejemplos.

Sobreprotección entre otros temas, cuando somos pequeños en este mundo físico, muchas veces nuestros mayores cometen errores por ignorancia, ignorancia que la sociedad toma como mala palabra, cuando en realidad quiere decir: No tener conocimiento de tal o cual cosa. Cuando somos sobreprotegidos, cuando somos pequeños pensamos que está bien, hay madres que nos sobreprotegen no nos permiten pelearnos con otro niño o si es una niña la vigilan hasta en la puerta de calle y no permiten, en la criatura que se va gestando, formar un carácter, formar una personalidad. Obvio que aparecen roles del ego de inseguridad en la criatura que se está gestando, esos roles del ego se afianzan.
La sobreprotección normalmente no genera engramas, implantes hipnóticos, porque no se está desvalorizando a la persona, al contrario, se le está prestando atención por demás. Esa persona que va creciendo se puede hacer dependiente, dependiente de los excesivos cuidados, dependiente del excesivo cariño, el detractor puede decir:
-El cariño nunca es excesivo porque el amor no tiene que tener límites.
Yo hable de ese cariño posesivo, donde se compara a la criatura como si fuera una copa de cristal fino que la tienen bien guardadita:
-¡No te ensucies! ¡No juegues bruscamente! ¿Qué amistades tienes?
Y así sucesivamente… y como la criatura al ser pequeña no tiene un espejo o con que compararse, toma como algo normal o natural esa sobreprotección, una sobreprotección que genera enormes dependencias. Si esa sobreprotección sigue en la adolescencia, se puede crear un adolescente o una niña adolescente con falencias, falta de comunicación en las relaciones de pareja, altibajos en las relaciones de amistad, dependencia incluso hasta por la soledad porque la persona puede llegar a pensar que el resto de la gente no le entiende o que son compañeros que se burlan o son compañeras que viven haciendo bromas cuando la joven en ese sentido está absolutamente seria y estructurada. Estructurada justamente por esa sobreprotección.
La sobreprotección, que es la sobrevaloración de una madre, ocasionalmente de un padre al niño o a la niña, la sobrevaloración crea el efecto opuesto porque crea en la persona una falta de valoración. Me preguntaréis ¿Por qué? Claro yo, niño o niña, me acostumbro a la sobreprotección y a la sobrevaloración de mis mayores y prescindo de mi propia valoración si tengo quien me apuntale, si tengo quien me respalde, tengo quien pesque por mí, si entiendo la parábola, Entonces para que voy a pescar, si tengo quien pesque por mí. Recordad la frase: “no les deis peces, enseñadles a pescar”. La sobreprotección vive dando peces, pero al no enseñar a pescar, esa persona después no sabe cómo de-sen-vol-ver-se. Esa persona puede ser un triunfador, tal vez en lo económico, y puede ser una persona que tenga falencias en lo afectivo o viceversa; puede ser una persona que tenga triunfos en lo afectivo y fracasos en lo económico, porque sus proyectos no le salen, porque no cree que tiene la capacidad para poder lograr tal o cual objetivo, la persona puede estar llena de proyectos porque la falta de valoración no le impide tener proyectos, pero o no los lleva a cabo porque no se da maña o piensa que son demasiado distantes para su capacidad.
Hay sobreprotecciones que dañan a ese niño o niña de por vida, porque, o bien no sabe cómo iniciar una relación de pareja o bien no sabe cómo iniciar una relación de amistad o bien puede tener compañeros de trabajo que se aprovechen de su permisividad - acá no hablo de bondad- hablo de permisividad. Una de las raíces de la poca valoración es la permisividad hacia el otro ¡Cuidado! Hay personas con muy alta estima y que son permisivos equilibrados, yo puedo ser permisivo con un empleado porque me pide un favor y se lo concedo, y bueno, estoy siendo permisivo o de repente un día llegó tarde porque se atrasó en el tránsito y soy permisivo y digo:
- Sí está todo bien ponte a trabajar aquí no hay ningún problema.
No hablo de esa permisividad, hablo de la permisividad desequilibrada, donde parece como que la otra persona nos leyera la mente, de acuerdo a nuestros rasgos gestuales, y entonces se aprovecha de la situación, obvio que las personas que se aprovechan de la situación dejan mucho que desear y no vienen al caso en esta psicointegración, pero generalmente la permisividad afectiva, la permisividad laboral con un compañero, la permisividad en la vida cotidiana sin equilibrio está causada por una baja valoración, una baja valoración causada por una sobrevaloración en nuestra formación. ¿Se corrige eso? Sí, obviamente la persona tiene que poner mucho de sí, ¿Cómo se corrige? Se corrige entendiendo, y lo he dicho en otras oportunidades, que todos somos importantes y que somos únicos entre miles de millones de seres en este planeta. ¡Somos únicos! Porque no hay dos como nosotros, porque cada uno tiene su formación, ¡Hasta dos gemelos son únicos! Porque pueden tener experiencias distintas, de crianza, de amistades, de forma de pensar, dejando de lado que su alma es distinta, pero no toco el tema espiritual, estoy tocando psicointegración, temas del ego. Y el ego obviamente hace de las suyas cuando la persona se desvaloriza a sí misma, porque el ego aprovecha para hacer rol de víctima.
Sabemos que el rol de víctima manipula, sabemos que cuando el rol de víctima no encuentra un “target” un objetivo a quien manipular, y esto parece inconcebible, la persona se llega a manipular a sí misma, creándose complejos de culpa, uno tras otro, tras otro, y así sucesivamente. Podemos de alguna manera manipularnos a nosotros mismos, engañándonos, haciéndonos creer cosas que no son.
Más debajo de la base no podemos ir, entonces, si ya sentimos que estamos en la base, no nos queda otra que empezar a trepar, el tomar conciencia de que somos únicos, el tomar conciencia de que somos importantes, es fácil hablarlo y escucharlo, ya es más difícil digerirlo y es más difícil llevarlo a la práctica. Ninguna psicointegración da resultado de un día para el otro, salvo que sea una persona que ya está justo a tiempo y absorbe- como la tierra seca absorbe el agua- las indicaciones, pero todo lleva un proceso de tiempo. Lo importante es entender que la falta de valoración en muchos casos, viene por sobreprotección, en otros casos - y esto no lo había dicho- viene por malos tratos y en un tercer caso, y esto lo he constatado en muchísimos consultantes, viene en personas que en la niñez, tuvo mezclas -lo traduzco al español- sobreprotección mezclada con malos tratos. El detractor me dirá nuevamente:
-¡Otra vez en lo mismo! ¡Como sobreprotección y a la vez malos tratos!
Seguramente no en el mismo momento, pero generalmente aquella madre que sobreprotege, puede a su vez causar malos tratos o no, o el maltrato lo causa el padre con indiferencia, con un dogma demasiado estrecho, con una mirada demasiada obtusa, y entonces es como que se agudiza la falta de autoestima, es como que se profundiza la baja valoración que tenemos de nosotros mismos; porque con la sobreprotección, no nos dejaron actuar, no nos dejaron ser. Si encima tuvimos malos tratos, quedamos un guiñapo, quedamos una piltrafa, y tenemos que armarnos de nuevo, y tenemos que encajar nuestras piezas, como si nuestro cuerpo, como si nuestra psiquis fuera un gigantesto puzzle o rompecabezas que se cayó y lo tenemos que volver a armar ¿Lo armaremos bien? ¿Pondremos las cosas en su justa posición? Bueno ese es el trabajo, volver a ser lo que fuimos y que nunca tuvimos que dejar de ser, generalmente, los mayores sobreprotectores no lo hacen por maldad, lo hacen por ignorancia. Ellos creen que están haciendo bien, obviamente no descarto que en muchos casos sean crueles. Conozco caso así que son directamente crueles.
Conozco casos donde padres discuten delante de los niños, sin darse cuenta de que ahí sí le están implantando engramas. Que es otro tema separado de la psicointegración, pero si, le están implantando engramas, y la persona se condiciona ¡Y como se condiciona! Es un tema muy importante el de la sobreprotección y aquellos que fueron niños, niñas y se sintieron sobreprotegidos y hoy se sienten sobrevalorados, tienen que entender lo tremendamente importantes que son, porque son únicos. Y aquellos que son ya mayores y tienen hijos, tienen que entender que la sobreprotección es nociva. No hagan con aquellos que ya están o que van a venir lo que han hecho con vosotros. No lo hagan, incentívenlos con amor, pero no los sobreprotejan, eso no significa que los dejen –como se dice en lenguaje de campo- “A la buena de Dios” a la intemperie, que se hagan solos, no se trata de eso; eso sería necedad. Se trata de proteger sin anteponer la palabra “sobre”.