AUTOESTIMA Y
RECUERDOS
Sesión de Psicointegración:
03/Octubre/2011
De Jorge Raúl Olguín.
El recuerdo de las emociones dolorosas
impide a la persona sentirse bien. La baja estima y los apegos potencian los
recuerdos negativos. No se pueden borrar pero sí modificar,
neutralizándolos.
Muchas veces los recuerdos traen
frustraciones si ese recuerdo es por un abandono, por una separación, por un
logro frustrado. Recuerdos que acarrean dolores emocionales, los recuerdos no se
pueden borrar, forman parte de la mente, y están en ella todo el tiempo, pero si
se pueden modificar sacando de esos recuerdos las emociones dolorosas, haciendo
que posteriormente ese recuerdo sea neutro.
No hay terapia que por sí misma lo
logre, depende también del trabajo interno de cada persona, entendiendo que
somos roles y de que como roles protagonizamos un papel ¡Claro que es difícil
llevar a la práctica todo entendimiento! La añoranza, el extrañar. Muchos dicen:
“Uno extraña las cosas a las que está acostumbrado” no todo es amor, no todo es
afecto, no deja de haber un recuerdo con una emoción dolorosa, lo importante es
entender que esa emoción dolorosa puede ir desapareciendo con un trabajo
interno, entendiendo primero, captando primero, digiriendo primero que somos
importantes y que nos merecemos ser felices y que cuando hay una separación o un
abandono, no hablemos de pérdidas irreparables, hablemos más bien de pérdidas enfocadas directamente a las
relaciones afectivas, lo otro es un tema para otro
debate.
A veces nuestra propia baja estima
hace que nos aferremos a esas relaciones que muchas veces no nos hacen bien,
porque si por una sola vez ¡por una sola vez! retrocediéramos mentalmente en el
tiempo y recordáramos mentalmente cada discusión, cada palabra mal entendida,
cada situación dolorosa por la que hemos atravesado, cada desprecio, cada
desdén, cada palabra con rencor, cada vuelta de rostro, cada espalda dada del
otro lado, cada vez que nos ignoraron. Ahí pondríamos en la balanza a que le
tengo apego o soy masoquista, le tengo apego a que me sigan ignorando, a que me
sigan maltratando de palabra o gestualmente, a que no me tengan en cuenta ¿A qué
le tengo apego? ¿Tengo costumbre a que me maltraten? ¿Tengo costumbre a que no
me tengan en cuenta? ¿A qué se debe mi apego? Porque ese tipo de apegos no lo
entiendo o era yo el que no me sentía cómodo, el que a veces entendía que la
relación no iba ni para adelante ni para atrás, no avanzaba ni retrocedía, a que
yo tenía una venda sobre los ojos y no me quería dar cuenta.
Después hay que llevarla cantando como
uno agarra una zaranda y va sacudiendo esa zaranda y va cayendo el polvo fino y
deja arriba las piedras. Uno va separando la paja del trigo y uno ve que en la
relación no hay nada de polvo, sino las piedras y a veces se asume que eso les
encanta e indirectamente uno fuerza la ruptura de la
relación
¿Entonces porque sufrimos? ¿Por qué
nos gusta? ¿Por qué aceptamos el dolor como parte de nuestra vida? ¿Por qué
aceptamos el no diálogo? Claro que no, pero hubo momentos de alegría, de
caricias, de abrazos ¿Cuántos? ¿Y
cuántos de vosotros? ¿Cuántos de esquivar una mirada? ¿Cuántos de rechazos?
¿Cuántos de burlas? ¿Cuántos de idas y vueltas? ¡Qué extraño! O es que yo me
siento tan poca cosa, en el aspecto de que mi estima está por el suelo que me
aferro a lo estéril, que me aferro a lo yermo, me aferro a lo que no me va a
alimentar y si no me va a alimentar espiritualmente ¿Por qué me
aferro?
O será que me siento tan duro que me aferro a
lo primero que me encuentro, como naufrago al clavo ardiendo ¿Acaso no tengo más
horizontes? O como esos caballos de carro… Tengo las anteojeras puestas y no veo
para los costados, porque mi horizonte es amplio y acá no se trata de hacer
borrón y cuenta nueva tipo despreciativo, porque la emoción dolorosa no se
disuelve de un momento para el otro, pero por lo menos intentemos el trabajo, el
trabajo interno ¿no?
Porque si nos quedamos pensando y
pensando alimentamos esa emoción dolorosa ¡la alimentamos! La superalimentamos,
la potenciamos, entonces cada vez estamos peor ¿Se trata de no pensar? No, no se
trata de no pensar, se trata de coordinar, se trata de ser coherente ¿Qué es lo
que ambicionamos? ¿Qué es lo que queremos? ¿Qué es lo que extrañamos? ¿Qué es lo
que buscamos? ¿Qué es lo que sentimos? ¿Estamos seguros que queremos volver
atrás? Y el futuro por delante, lo nuevo, las nuevas posibilidades ¿acaso no es
cierto que todo es por algo?
Pongámonos de pie arrastremos
provisoriamente esa emoción dolorosa porque no la podemos cortar de golpe,
porque no existe eso ¡somos seres sensibles! pero probemos ir de a poco soltando
ese lastre, no nos acobardemos, porque entonces somos cobardes y por eso no
queremos soltar esa emoción dolorosa ¡Veamos el futuro! Porque vale la pena,
porque nada vale la pena más que eso ¡nada!
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