ESCULTURA
HUMANA
Psicointegración 18/Jun/2013
De
Jorge Raúl Olguín.
Jorge
Olguín: Cada ser humano es único e irrepetible. Si bien todos formamos parte de
una Totalidad somos individuos independientes que hacemos uso de nuestro libre
albedrío pero que somos distintos en detalles unos de los otros.
Podemos
hacer un mismo ejercicio espiritual, podemos hacer el mismo tipo de meditación,
podemos hacer la misma tarea de aprendizaje y lo que podrá dar resultado en uno
en otro dará resultado a medias y en otro directamente no dará resultado. Los
factores pueden ser varios: algunos puede ser porque directamente su mismo
carácter los hace incompatibles con la actividad espiritual que les toque en esa
vida para profundizar y no logren alcanzar no la meta sino apenas pasar el punto
de partida. En otros casos ese ser puede ser tan particular en cuanto a su
personalidad, a su formación, a su manera que quizá intente hacer un trabajo
consigo mismo pero su misma naturaleza lo lleve por un camino de
desvío.
¿Y
qué sucede cuando uno se desvía? Es como la persona que, de repente, un
ingeniero de caminos, por una distracción, por una falla o por lo que fuese
traza en el plano la línea con un milímetro de diferencia. Ese milímetro de
diferencia, en los cincuenta centímetros de plano va, a resultar dos centímetros
de diferencia en la proyección. En la vida cotidiana ese camino se va a desviar
hasta un kilómetro, en escala, de lo que era la proyección original porque ese
ingeniero de caminos se equivocó en la proyección del plano.
Quizá,
tal vez, en muestra vida cotidiana tratamos de hacer nuestro trazado y por un
desajuste nuestro -trato de evitar decir ego pero obviamente todo parte del ego,
el ego es un punto de partida para las equivocaciones- hacemos mal ese trazado
de vida y cuando lo queremos corregir ya es tarde. O no, pero nos acostumbramos
a ser de esa manera.
Y
quizá podemos tener la teoría de ese camino espiritual, de ese sendero de vida y
hasta podemos hacer muy buenas lecciones teóricas sobre la manera de hacer ese
sendero de vida, sobre la manera de proyectar ese camino, sobre la manera de
tender una mano a los demás -previo a estar primero de pie nosotros, que es lo
que siempre digo, la condición básica es estar primero de pie nosotros y eso no
es egocentrismo sino que es sentido común, no puedes tender una mano al otro si
no estás tú de pie primero- pero cuando el cálculo falla de entrada porque la
materia con la que estás hecho es incompatible con ese sendero de vida va a ser
como esa refracción de la luz cuando la vemos en el agua, que vemos que la
figura se distorsiona y, salvando las distancias, la vida parecería ese prisma
que distorsiona ese camino porque la substancia de la persona lo
distorsionó.
Aunque
en teoría haya hecho bien la lección, haya hecho bien la tarea ese milímetro de
desviación en el plano va a ser un kilómetro de desviación en la escala natural
que es la vida cotidiana.
Y
no hay manera de volver atrás, no hay manera de volver atrás porque ya está el
trazado hecho y la persona ya es así. Y va a ser una persona que en teoría
quizás en la facultad de la vida tenga las mejores notas pero cuando tenga que
rendir el práctico y se dé contra la pared va a decir: "¿Pero cómo? ¿Qué pasó
que no pude aplicar en la vida cotidiana las mejores notas
teóricas?”.
Porque
las notas teóricas no reflejan esa diferencia de trazado. Uno mira el plano
dibujado y está todo bien, no se nota ese milímetro, se nota cuando se traslada
a la vida cotidiana.
Vas
a esculpir una estatua y tienes que tener un tremendo cuidado en cómo la
esculpes. Hazte cuenta que esa estatua es tu vida. Si de entrada el golpe que
das en ese mármol no es el correcto ya la figura no te va a salir y no hay
manera de enmendarlo, no hay manera de enmendarlo. Hay muchas personas que
tienen croquis de cómo esculpirían esa estatua, ese David con la mano presta a
lanzar la piedra. Y en la lámina sale todo bien pero cuando vas a la práctica un
solo error puede hacerte perder tu trabajo.
Pero
uno puede decir "Bueno, es un bloque, tomo otro bloque y empiezo de
nuevo".
Pero
hay muchas personas que cegadas, quizá, por su ego dicen "No, el bloque está
bien y lo que yo estoy haciendo está bien". Y siguen modelando ese bloque de
mármol para hacer esa estatua a sabiendas de que no les va a salir la gran obra.
Entonces, la mitad del problema es ese golpe que ya no le permite esculpir como
es debido la futura figura sino que también es responsabilidad del
empecinamiento en creerse el gran artista porque el ego hace que ese ser se
transforme en un ser obcecado con las mejores notas teóricas que llevadas a la
práctica no dan ningún resultado.
Y
eso sucede con las estatuas vivientes de la vida cotidiana, donde cuando abren
la boca para emitir un sonido ese sonido lo que menos demuestra es un camino
espiritual avanzado. En su bolsillo tienen una libreta de calificaciones todo
con 10: 10 en esto, 10 en esto, 10 en aquello, 10 en aquello, 10 en lo otro pero
en la vida cotidiana abren la boca y solamente salen ceros. Ceros muy bonitos,
brillantes, hermosos... ¿Pero qué pasa con el cero? El cero no suma. El cero es
una estrella fugaz, no es el sol que alumbra, no es el sol que te da vida, no es
el sol que te ilumina, no es el sol que te levanta, ese sol de oriente, no, es
una estrella fugaz que apenas dura segundos y que quiso imitar a ese sol
resplandeciente.
Y
la estatua no es tal. Y la escultura no es tal. Y el ser humano no es
tal.
|