TRABAJO
INTERIOR II
Psicointegración 19/Ago/2014
Médium: Jorge Raúl
Olguín
Entidad que se presentó
a dialogar: Johnakan Ur-El
Johnakan nos enseña cómo trabajar
nuestro interior. Habitualmente lo hacemos de prisa y sin convicción sólo
para cubrir el momento. Nos indica cómo mejorar como personas para nosotros
mismos y para los demás. El beneficio es dejar atrás el lastre, el ego que
nos impide crecer. Vale la dicha emplear una vida en ello.
Entidad: Mi nombre
es Johnakan. Trataré de aclarar algunos puntos oscuros que muchos de vosotros
tenéis con respecto al trabajo interno, con respecto a vuestra sombra y
obviamente con respecto a los roles del ego.
Percibo que muchos
de vosotros trabajáis, os esforzáis en vuestro propio bien para luego poder
tender una mano a otros. Como he dicho en infinidad de oportunidades todo
pasa por uno, puesto que si uno no está de pie no puedes tender una mano a
nadie.
Voy a conceptuar de
manera que pregunto y yo mismo me respondo para que entendáis a donde quiero
llegar.
¿Por qué muchas
veces trabajáis vuestro interior como si vuestro ser fuera un monumento y
vosotros mismos fuerais el escultor que estuviera modelando la imagen para
dejarla casi perfecta?
¿Por qué al poco
tiempo esa estatua se deshace como si fuera de sal y la lluvia la dejara
absolutamente transformada en nada? ¿Qué falló?
Muchos de vosotros
decís: "Es un trabajo que lleva toda la vida". No os equivocáis, es
verdad. Pero al igual que los pequeños que van al colegio y van pasando de
grado en grado, de año en año, con vuestro trabajo tendría que pasar lo
mismo. Tendríais que superaros una y otra vez para ser mejor que ayer y
pensando que mañana estaríais aún en mejores condiciones.
Pero vosotros
mismos veis que no es así, vuestras pasiones os dominan. Es como si subierais
una cuesta medianamente empinada, como si estuviera con aceite y os costaría
subir, patinaríais y os deslizaríais hacia abajo nuevamente. ¿Por qué? ¿Acaso
no os esforzáis en vuestro interior siendo vosotros mismos la estatua y
vosotros mismos el escultor? ¿Acaso sois malos escultores? No, por supuesto que
no. No solamente sois buenos escultores sino que tenéis perseverancia porque
al fin y al cabo aquella estatua, aquel monumento sois vosotros mismos.
Un escultor se
esfuerza con sano orgullo en dejar su obra terminada en perfectas
condiciones. ¿Cuánto más se esforzaría si la obra fuese él mismo? ¿Cuánto
más? Y sin embargo hay momentos en que esas pasiones en forma de vanidad, de
envidia, de ansiedad, de desesperanza, de sentimiento de abandono y allí os
transformáis en aquel que sube la cuesta y va resbalando otra vez hacia
abajo.
Porque aparte
tenéis algo a favor. A medida que vais tallando vuestra propia estatua vais
aprendiendo a cómo dar el golpe, cómo ver la perspectiva. Si la figura está
quedando bien, os alejáis, os veis a vosotros mismos de lejos, dais vuelta a
ver cómo se ve desde atrás. Y se ve bien. Pero en el momento de aplicar esa
obra en la vida cotidiana vuelven a aflorar esas emociones perniciosas que a
veces domináis. Que no lo demostréis no significa que no lo sintáis porque la
emoción va por dentro. A veces os ponéis una máscara y no dejáis que el
entorno os vea como sois.
Hay una psicología
que a esas vulnerabilidades, a eso oculto le llama "sombra" y
explica que hay que amigarse con esa sombra. Significa como que tenemos que confrontar
esas vulnerabilidades porque podemos aparentar mediante una máscara que
estamos bien y por dentro no lo estamos, entonces engañamos al entorno. No es
un engaño negativo en el sentido de sacar ventaja del otro, no, no, no; es
simplemente que nos ocultamos detrás de esa máscara de armonía, de felicidad,
de que todo está bien pero hay alguien a quien no podemos engañar, que es a
nosotros mismos, y la única manera de no engañarnos a nosotros mismos es
confrontar. Es no permitir que esos roles del ego dirijan nuestras acciones,
que sean los amos de nuestra vida.
Y eso es el error
del escultor. Porque quizá esos roles del ego no impidan que el escultor use
bien las herramientas si no que van a intentar que el material con el que
estamos trabajando sea débil y no se le pueda dar una forma perfecta a la
terminación de la obra.
Y eso es lo que
muchos escultores de su propia vida no tienen en cuenta. Porque están
haciendo un buen trabajo, están confrontando a su sombra, están tratando de
sacarse la máscara porque al fin y al cabo la máscara puede tener muchos
significados: Cobardía de enfrentarse al público, temor de mostrarse cómo es
uno genuinamente, aparentar estar bien para buscar la aprobación del otro. El
tema es que nos volvemos esclavos de esa máscara, entonces estamos todo el
tiempo impostando y no somos nosotros mismos, somos la máscara, actuamos todo
el tiempo.
Entonces es como
que tenemos una hermosa estatua terminada con material de malísima calidad
que a la menor ventisca o lluvia se va deshaciendo y lo que queda es poco o
nada.
Está bien trabajar
sobre nuestro propio ser en tanto y en cuanto no nos engañemos a nosotros
mismos y entendamos que la obra que estamos construyendo es la verdadera, es
la real, sin falsas apariencias. Porque esas falsas apariencias van a mostrar
una falsa estatua por más que las herramientas sean perfectas y la mano del
escultor sea perfecta.
¿Pero cómo puedo
esculpirme a mí mismo si no sé cuáles son mis vulnerabilidades puesto que los
roles del ego mutan, se transforman, hoy representan un rol, mañana otro?
Es muy sencillo. No
basta con estar alerta ante los demás, estar atentos, estar despiertos, no
perder el detalle de las cosas sino también estar atentos con uno mismo, no
perder el detalle de uno mismo y entenderemos qué cosas nos están pasando,
qué cosas nos pueden estar afectando para modificarlas. Porque en el plano
físico somos seres humanos, somos vulnerables y estamos en eterno aprendizaje
pero también es cierto que si nosotros nos miramos al espejo y no nos
mentimos y aceptamos que a veces tenemos bajas pasiones, envidias, celos,
despecho, rencor, ahí las podemos confrontar. No las podemos confrontar si
las negamos -como la joven que barre la tierra debajo la alfombra, la tierra
no está a la vista pero tú levantas la alfombra y la encuentras-. Entonces no
se trata de barrer nuestras debilidades en nuestro interior, en lo más
profundo porque van a seguir estando.
Y no está de más
repetir que los roles del ego no se eliminan ni se combaten porque la mente
no es un campo de batalla, se integran. Y pueden asomar en cualquier momento
ante el menor problema. De eso se trata, estar alertas con nosotros mismos. Y
estar alertas todo el tiempo que podamos no es un desgaste, todo lo contrario,
el desgaste es representar un papel todo el tiempo, es estar con la máscara
todo el tiempo, porque te acostumbras a estar alerta finalmente lo haces de
manera natural, te sale solo. El impostar desgasta y va a llegar un momento
en que te mirarás al espejo y no tendrás nada que ocultarte a ti mismo.
Una vez que no
tengas nada que ocultarte a ti mismo podrás terminar perfectamente tu propia
estatua con el mejor material, que eres tú mismo, sin falsas expectativas.
¿Que habrá sombras?
Siempre.
¿Roles del ego?
Permanentemente.
Se trata de estar
alerta y asumir que podemos tener celos, envidia, rencor, despecho y no se
trata de luchar contra ello sino de darnos cuenta de que tenemos algo tan
luminoso como el Amor que es la Dignidad. No hay una persona digna que tenga
despecho, envidia o celos o rencores, porque la persona digna comprende. De
la misma manera que comprende la vulnerabilidad propia comprende la
vulnerabilidad de la otra persona y todo se confronta. No significa que todo
se acuerde porque no todos somos iguales.
Entonces ahí entra
a jugar otro factor que es la tolerancia. Pero como he dicho en otras
oportunidades, no la tolerancia "porque no tengo otra forma" sino
la tolerancia desde el interior, desde lo fraterno. La tolerancia desde el
amor, desde la empatía.
Y de esa manera no
habrá sombras, habrá luz.
Gracias
por escucharme.
|