EL EGO EN LAS
RELACIONES
Sesión de Psicointegración: 05/Feb/2014
De Jorge Raúl Olguín.
Muchos piensan que para ser feliz debe
haber una relación o alguna causa que propicie la felicidad. La felicidad es
previa a todo eso. Es la felicidad la que permite disfrutar de una relación y de
otras muchas cosas desde que la persona es libre de gozar con ellas sin
necesitarlas desde el ego porque es el ego el que necesita. El ego es lo opuesto
a la libertad y produce infelicidad.
Jorge Olguín: Psicointegración. Directamente sin canalizar pero de alguna
manera Johnakan se expresa en línea
directa.
Todos los seres
humanos tenemos varias facetas que podríamos llamarlas roles de ego. En la
psicología junguiana coinciden con algunos
arquetipos.
Existe el arquetipo
del Niño Eterno. El Niño Eterno, que cabe tanto para el hombre como para la
mujer, representa a aquella persona que vive demandando, la persona que demanda.
Generalmente el Niño Eterno cabe más la etiqueta para el varón. Es el varón que
nunca crece, el varón que no se hace cargo, que no se hace responsable de sus
actos. En la mujer sería la Madre Castradora: "No te vayas, no salgas con tus
amigos, mira la comida rica que te preparé, quédate aquí". Tanto el Niño Eterno
que demanda como la Madre Castradora que también demanda cortan las alas en la
relación de pareja.
Hay muchos roles
que son reforzados por experiencias tanto de esta vida como de vidas anteriores.
Seguramente la mayoría de nosotros no recordamos esas vidas anteriores pero
sentimos como un déjà vu, un
"ya visto" y de repente algo que vivimos, algo que nos pasa, una experiencia, un
episodio que estamos viviendo sentimos como que ya lo hubiéramos vivido.
Entonces, vemos como que determinadas circunstancias nos
frenan.
Hay personas, tanto
varones como mujeres, que habiendo tenido frustraciones, fracasos, anhelos no
resueltos, lo incorporan de tal manera a su mente, lo incorporan de tal manera a
su alma que dentro suyo, pero muy dentro suyo en su inconsciente sienten el
temor a arriesgarse no porque la otra persona haya dicho algo poco prudente o
porque haya tenido alguna actitud que revelara intenciones de no compromiso, no,
simplemente porque la persona que arrastra estas vivencias dolorosas es como que
tuviera un cristal en sus ojos, que viera las escenas con otro color. Traducido:
Que lo muy positivo lo vea medianamente positivo, que lo medianamente positivo
lo vea neutro y que lo neutro lo vea negativo. Y entra en
crisis.
En el mundo de la
psicología y en el mundo incluso de la filosofía crisis significa oportunidad y
cambio, entendiendo que si somos positivistas todo cambio va a ser para mejor.
Aquella persona que no se arriesga al cambio, aquella persona que no se juega
por lo que anhela no sólo se frustra sino que es responsable de sus propias
frustraciones porque se encierra como en un caparazón y no permite exteriorizar,
no permite explayarse, no permite crecer y puede contagiar al entorno. No
significa que la persona sea infeliz, una palabra que en la sociedad es mala
palabra: "Infeliz". Infeliz significa no ser feliz en determinado momento con
determinadas decisiones, con determinadas circunstancias. ¿La felicidad es un
estado? Sí, pero la felicidad también es algo que se atrae con decisiones a
tomar, no significa que siempre las decisiones sean acertadas pero si no las
tomamos, si no asumimos el riesgo vamos a quedar como aquella barca que quedó
varada en los arrecifes y que la punta de la roca va terminar
hundiéndola.
Asumir un riesgo es
algo positivo pero yo iría más lejos todavía. En una relación afectiva el amor
jamás es un riesgo, el amor es placer, el amor es felicidad, el amor es armonía.
Nunca equilibrio porque equilibrio es como la balanza que tiene dos pesos
iguales en ambos platillos y queda muerta. El equilibrio está en la muerte. En
una relación hay armonía, no equilibrio. Y la armonía no tiene porqué ser
equilibrada porque la armonía tiene distintos tonos, distintas maneras y eso es
lo jugoso.
El amor es como
degustar un licor, comer una buena comida o ver una buena película. Pero si yo
degusto siempre el mismo licor o siempre degusto el mismo plato o siempre veo la
misma película o el mismo tipo de películas me voy a
saturar.
El mundo de afuera
va a mal interpretar mis palabras:
-¿Eso significa,
profesor, que si tú estás siempre con la misma persona te
saturas?
-No, yo no he dicho
eso. Yo he dicho que si siempre muestras un equilibrio en los afectos te
saturas.
Pero en cada
persona hay cientos de aristas. Una persona no es una película, una persona no
es una copa de licor ni un plato de comida, una persona muestra mil facetas.
Pero no hablo de roles de ego.
Un día estás
contento, otro día exultante, otro día ansioso por ir a visitar un museo, otro
día llueve y te quedas en la casa con la pareja leyendo un libro, mirando una
película, conversando, compartiendo un café.
En el verdadero
amor hay infinidad de facetas. En el verdadero amor no existe el aburrimiento.
Muchas personas que inician una relación tienen temor de que la otra persona le
puede pasar lo mismo porque es recíproco el temor de que sea enamoramiento y no
amor. A distintas personas a las que he tratado y que me han consultado les he
comentado -porque estoy convencido de ello- que el enamoramiento parece más
fuerte que el amor.
-Deme un ejemplo,
profesor.
Sí, se lo doy: -Tú
estás en plena oscuridad en una cueva y enciendes una antorcha y la antorcha te
encandila. O en plena noche enciendes un fuego artificial para la fiesta y te
encandila. Pero, ¿cuánto dura un fuego artificial?
Segundos.
El amor es distinto
al enamoramiento porque es una llama que capaz no te encandile, capaz no te deje
momentáneamente ciego, puede ser una antorcha en la oscuridad pero que a
diferencia del fuego de artificio no se consume, perdura. Muchas personas han
fracasado porque han confundido enamoramiento con
amor.
El enamoramiento es
impulso, deseo, necesidad, agitación. Y con el enamoramiento pueden pasar dos
cosas: una mala y una buena. La mala que el enamoramiento se vaya diluyendo y no
quede nada, como el fuego de artificio. O puede pasar que ese enamoramiento
tenga bases sólidas, tenga fuertes columnas y quede lo mejor, que es el
amor.
Otra diferencia
entre el enamoramiento y el amor es que el enamoramiento idealiza. El idealizar
es algo negativo porque todos los seres humanos tenemos defectos, no hablo de
defectos grandes, hablo de costumbres que capaz el otro no tenga o la otra no
tenga, o maneras, o circunstancias y entonces viene el
desencanto:
-¡Ah! No me imaginé
que sería así.
Eso es el
enamoramiento que ve a la princesa como que siempre está maquillada, siempre
está con los zapatitos de cristal. La princesa ve al príncipe siempre rasurado,
siempre bien afeitado, siempre bien peinado. La princesa no se imagina al
príncipe en ropa interior, descalzo, un fin de semana con barba de tres
días.
El amor es distinto
porque el amor ama virtudes y comprende defectos -quizá mal llamado defectos,
quizá situaciones mundanas, comunes- en una relación donde el varón no siempre
va a estar de traje y corbata y la mujer no va a estar con su vestido elegante
ni perfectamente peinada o maquillada.
Alguna vez hubo
varones que han venido a mi consulta y me han dicho:
-A la mañana me he
desencantado porque esa noche que salimos de bailar y fuimos a casa y estuvimos
juntos y al día siguiente la vi despeinada, sin maquillaje, con la cara lavada y
era otra persona.
-¡Ah, claro! ¿Y
sabes por qué? Porque tú no te has enamorado de su interior. Tú tenías
enamoramiento por el exterior que se basaba en el deseo y en la
contemplación.
-Pero, ¡cómo,
profesor! ¿El deseo no es válido en el amor?
-Sí, absolutamente
válido pero el amor es mucho más. No encandila como el enamoramiento pero mira
también lo de adentro. Porque si tú solamente vieras lo externo, la capa, todos
envejecemos. Entonces, de aquí a 10 años esa mujer o ese varón del que te
enamoras tendría más canas, más arrugas en las manos, en el cuello, más arrugas
en la frente. Pero si tú te has enamorado de su interior tu amor será igual o
mayor que hace 10 años atrás porque el amor se retroalimenta. Sí hay una cosa
que debo dejar en claro: el amor debe regarse cada día como una
plantita.
-Pero, ¡cómo! No
entiendo cómo regarlo cada día.
-Cada día ambos -no
solamente el varón porque el varón debe ser caballero pero la mujer debe ser
dama- debéis ser atentos uno con el otro, decirse uno al otro "Te amo". Esa
palabra no se gasta. ¡No se gasta! Ser corteses uno con el otro, tratarse bien
como si estuvierais de novios. Porque he visto infinidad de parejas que no a los
6 años, a los seis meses: "¡Ah, tú! Oye, alcánzame
eso".
¡Espera! ¿Con quién
estás hablando? Tienes que seguir hablando como el primer
día:
-Mi amor, por
favor, concédeme la presencia de tu ser y alcánzame aquello que te
pido.
Nunca hay que
perder eso, eso es regar el amor. Y mirar a la persona como el primer día y
decirle "No te amo como aquella vez, te amo el doble". Esa es la diferencia
entre el enamoramiento y el amor.
Entonces, ¿podemos
asumir el riesgo? Siempre digo que el amor no es riesgo pero bueno, la palabra
vale. Sí, es importante asumir el riesgo porque yo enseño que nosotros nunca
buscamos una pareja para ser felices porque eso sería depender de la felicidad
del otro. O sea, si yo busco una pareja para ser feliz, si esa pareja se corta
dejo de ser feliz. O sea, que mi felicidad depende de tener una relación. Eso es
artificial. Lo correcto, lo indicado es "Yo soy feliz porque me siento bien
conmigo mismo, porque me siento importante", -importante como autoestima, no
como vanidad porque la gente se piensa que cuando se siente importante es
vanidoso. No, uno puede ser humilde e importante a la vez-. Soy feliz y comparto
mi felicidad con la otra persona, no dependo de la otra persona para ser feliz,
la otra persona también es feliz y compartimos nuestras felicidades. Pero como
somos libres si el día de mañana por alguna razón tomáramos una distancia
provisoria o permanente seguiríamos igual siendo felices aun extrañándonos. Lo
incorrecto es buscar una relación para tener esa felicidad porque sería algo
artificial. Sería como decir "Yo soy feliz porque tengo dinero. Yo soy feliz
porque puedo comer helado. Yo soy feliz porque puedo viajar". Y si no tengo
dinero y si no como helado y si no puedo viajar, ¿soy infeliz? Entonces sería
una felicidad provocada por algo de afuera, eso no es
felicidad.
En una relación de
pareja primero somos felices y luego compartimos la felicidad con la otra
persona. Eso es el verdadero amor. Además es respeto porque si yo busco otra
persona para ser feliz, ¿hasta qué punto estoy amando o estoy
necesitando?
Vuelvo a lo que
dije al comienzo. En una relación de pareja el combustible es el amor personal,
un amor donde abreva mitad del sentimiento y mitad de la emoción. Eso es muy
importante, eso es absolutamente importante. Lo importante es que entre el
sentimiento y la emoción haya armonía, haya una total y absoluta
armonía.
Habiendo armonía,
habiendo sinceridad voy a lo que yo digo siempre. El amor es como una mesa
sostenida por cuatro patas: Diálogo, porque siempre tiene que haber diálogo.
Deseo, porque en una relación afectiva tiene que haber deseo, la otra persona te
tiene que atraer. Respeto y admiración, no admirar porque la otra persona hace
grandes proezas que subió a la Aconcagua, que llegó a los 6.800 metros de
altura, no, admiración porque la otra persona es, aparte de pareja, un buen
compañero, una buena compañera, admiración porque es una persona genuina, una
persona que te mira a los ojos y te dice las cosas como son, buenas o malas. Una
persona que puede compartir contigo un buen día o un mal día sin que ese mal día
haga que la conducta sea negativa para contigo porque yo puedo tener un mal día,
puedo estar con el rostro apesadumbrado pero cuando llego a mi casa a compartir
con mi pareja seré sincero "Hoy no tuve un buen día" pero eso no va a impedir
que diga "Te amo" y le dé un fuerte abrazo y hasta un
beso.
Nada puede manchar
el amor de una relación, el genuino amor, nada de afuera. Solo nosotros tenemos
la capacidad de que alguna de las cuatro patas del amor se voltee: Diálogo,
Deseo, Respeto y Admiración.
El respeto es lo
más importante porque dentro del respeto está la lealtad y esto es algo muy
importante que muy pocas veces se ha dicho. Yo no hablé de fidelidad, yo hablé
de lealtad porque la lealtad abarca fidelidad y un montón de cosas más y esto
muy poca gente lo entiende. La lealtad no es para el otro, para con el otro, la
lealtad es para conmigo porque si yo soy leal conmigo voy a ser leal con mi
entorno porque todo pasa por mí. De la misma manera que soy feliz voy a
compartir mi felicidad con la otra persona y voy a hacer feliz a la otra persona
pero la persona tampoco va a estar conmigo para que yo la haga feliz porque va a
tener su propia felicidad que la vamos a compartir. Entonces la lealtad es uno
de los mayores combustibles del amor porque es la columna más fuerte, lealtad de
decirse las cosas buenas y malas. Y lealtad es comprender porque si se comprende
no se prejuzga, si no se prejuzga no se juzga, si no se juzga no se condena y
como digo siempre si no se condena no hay nada que perdonar porque comprendido
está. Comprendo las actitudes porque sé lo que pasa con la persona, porque no
somos robots, no somos androides, no somos automatizados, no vivimos en piloto
automático, estamos alerta como digo siempre. Si estamos alerta vamos a poder
comprender, si comprendemos toleramos pero como digo siempre no toleramos desde
el ego "¡Ah! Bueno, te tolero." No, no, eso no es tolerar. Tolerar es tener la
tolerancia de abarcar todo desde el amor, a partir de ahí todo el futuro es para
uno, en pareja.
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