AMOR Y
DIGNIDAD
Psicointegración
14/Dic/2012
de Jorge
Raúl Olguín
Extensa
exposición acerca de la importancia de uno mismo y de la dignidad aplicada a la
relación en pareja. Aunque el acordar es la base de toda relación, es
fundamental en la relación de pareja que prevalezca el amor, la sinceridad y la
dignidad así como la valoración de uno mismo y del otro. Se detallan claves para
que la relación en pareja sea un éxito.
Jorge
Olguín: Leyendo el correo de un amigo que está pasando por una crisis y, a pesar
de que la palabra se interpreta como oportunidad y cambio, generalmente los que
alguna vez hemos pasado por una crisis, similar o distinta, no lo vemos de esa
manera y todo aquel que dice "comprendo lo que te pasa" no lo entiende de verdad
porque cada uno sabe dónde le duele lo suyo. Casi todos alguna vez estuvimos
corridos en nuestro eje ya sea por abandonos, por duelos afectivos. Hemos tenido
estado de ánimo inestables y muchas veces nos ha costado estar bien y si lo
hemos logrado ha durado muy poco. Y a todos nos ha pasado alguna vez que aun
sabiendo lo del karma y que todo es aprendizaje nos cuesta transitar una
crisis.
Dejemos
de lado la parte espiritual sobre el karma y no pensemos que todo lo que
generamos o que genera nuestro entorno es causado por algo que hicimos en una
vida anterior porque si justificamos todo por el karma estamos justificando la
conducta de la otra parte. O sea, cuando sufrimos una crisis afectiva el común
denominador de la gente dice que hay un 50 y un 50 de responsabilidad en esta
crisis, algo que nunca he compartido porque si bien una de las partes, por un
descuido, por una falta de atención a la otra parte, consciente o
inconscientemente impulsó a que la otra parte se aleje o sea infiel o busque
otra relación lo puedo debatir aquí y en cualquier lado de que no hay un 50 y un
50 porque como dije en tres conferencias distintas en tres países distintos: si
una pareja de ancianos tiene un quiosco en un barrio o vecindad marginal a las
11 de la noche abierto y lo asaltan que no me digan que el 50% de
responsabilidad lo tienen el par de viejitos de que haya ladrones en esa zona
porque sino caemos en la tontería de algunas pseudoescuelas o algunos pseudomaestros que lo tienen todo grabado, tipo librito, y
repiten como loros lo que han aprendido de otros.
Ahora
bien, ¿cómo se revierte el dolor? Incluso voy más lejos; aquellos que en un
momento dado han tenido una relación a la que han amado y que la relación se ha
roto, y no por responsabilidad de ellos sino porque la otra persona decidió
iniciar algo nuevo, ¿a quién no le ha pasado que haya vivido esas
circunstancias?, estar de noche solo, abrazado a su almohada -y es cruel lo que
voy a decir, pero en esto no se puede andar con vueltas- pensando en qué estará
haciendo a las dos de la mañana su ex relación, de la cual todavía no se despegó
afectivamente, con la nueva persona. Y te enroscas en tu propia impotencia y te
remueves en tu dolor que te desgarra las entrañas y es un dolor insoportable. No
es un dolor físico, el dolor físico puedes inyectarte o tomar oralmente un
calmante y quizá te lo vaya atenuando, el dolor emocional no se calma con un
analgésico.
Pero
es cierto -y repito lo que dije hace tiempo atrás y más de una vez- que "el amor
se conquista, no se obliga ni tampoco se implora" porque implorar es humillarse,
y no humillarse desde el ego, humillarse desde la dignidad. Y la dignidad no se
humilla: me quieren como yo soy, me aceptan como yo soy porque yo soy
importante, porque soy parte de Dios igual que cualquiera de los demás seres
humanos, ni más ni menos. No importa el trabajo que tenga, si soy alto, delgado,
obeso, bajo, si soy moreno, blanco, afroamericano, asiático, no importa porque
mi interior no tiene color, tampoco tiene cuenta bancaria. Soy importante por lo
que soy, por la situación que yo voy creando. Y al amor no lo debo implorar, el
amor debo conquistarlo. Tampoco se obliga porque tener una persona esclavizada
es como tener un canario enjaulado: no es nuestro, le abrimos la trampilla y
vuela. Aparte, me parece poco digno.
También
dije que "El único método es ser sincero y auténtico" pero quiero completar esa
frase: "También exigir sinceridad y autenticidad de la otra parte y plantear las
cosas, si están mal, antes de que sea demasiado tarde".
Y
a lo último dije: "Y si así y todo no funciona hay algo que es tan fuerte como
el amor y la mayoría no lo tiene en cuenta, lo descarta, que es la
dignidad".
Hace
más de 30 años -estoy hablando de más de 3 décadas- había una nota en una
revista que decía "El malo, el bueno y el buenudo".
No decía exactamente buenudo.
La diferencia entre el malo y el bueno es absolutamente notoria: el malo es
quien hace las cosas hostiles a propósito, sí es culpable. La línea sutil está
entre el bueno y el buenudo.
¿Cómo diferenciamos al bueno del buenudo?
El buenudo
es aquel que a su pareja le dice "Me voy a bailar con mis amigas". Y, bueno, yo
le voy a decir que sí porque si le digo que no quizá se enoje y quizá la pierda.
Lo que el buenudo
no se da cuenta es que permitiendo esa salida ya la está perdiendo. La verdadera
dignidad es decir "No". Pero no salten aquellas que son feministas, no salten,
no pongan peros, déjenme terminar de hablar. Las cosas se acuerdan, en una
pareja no se ponen límites. Los límites se lo ponen a los chicos cuando son
pequeños: "No toques el enchufe que tiene electricidad", "no uses el gas porque
no sabes manejarlo". A los niños se les pone límites. En la pareja no se ponen
límites. Alguna vez conté que en un taller de autoayuda éramos 50 personas, y me
acuerdo perfectamente porque 49 hablaban de que el límite era positivo y yo era
el único que estaba en contra. Y eso de que la mayoría
tienen la razón
me rio irónicamente porque no es así, ya lo dijo Giordano Bruno hace siglos
atrás.
Las
cosas se acuerdan, las cosas no se obligan de la misma manera que el amor no se
obliga. Tampoco se obliga el sometimiento. Y el no tener en cuenta al otro
también es una especie de sometimiento: -Mira, voy a bailar, voy a salir con mis
amigos, no sé a qué hora vengo. -De parte del varón-.
Hay
un refrán que dice: "Ley pareja, no rigurosa". Si el varón sale con sus amigos y
la mujer quiere ir a una confitería con sus amigas está todo bien porque lo
acordaron. Pero si no lo acordaron ahí lo que impera es la dignidad: "No, si no
lo acordamos y sales no cuentes conmigo. En ese caso la relación no funciona.
Cortamos aquí. Perfecto".
-¿Cómo
perfecto? -diría la otra parte-, pero aquí pierdo el amor de mi
vida.
Sí
pero no pierdes la dignidad. No se pierde la dignidad, que es tan fuerte como el
amor porque si no te valoran no te aman.
La
persona me dirá: -Bueno, pero mi forma de sentir, mi forma de amar, mi
trasparencia y lo que yo me brindo parece no ser suficiente para tener una vida
armoniosa.
¿Con
quién? ¿Con quién no te valora? No con todo el mundo porque si no, estás
midiendo a todos con la misma vara. Repito: mi forma de sentir, mi forma de
amar, mi trasparencia y todo lo que me brindo parece no ser suficiente para
tener una vida armoniosa. ¿Con quién? ¿Con aquella persona que no te valoró?
Porque eso no es con
todo el mundo,
porque si fuera con todo el mundo la falla sí sería tuya.
Todos
somos importantes, todos. Implorar amor no solo es desgastante para la persona
sino que te transforma en demandante y la persona demandante es la menos
exitosa. A veces uno puede ver la debilidad en el otro y no la debilidad en uno
porque uno es el que está actuando ese rol, entonces no se da cuenta y a veces
ve en el otro que está implorando o está demandando pero no lo ve en uno
mismo.
Ok.
La persona cambia de actitud y dice: -Bueno ahora ya he tomado distancia y no
permito que me manipulen.
Claro,
porque pasa eso; a veces después de una separación la otra persona, la que está
bien busca un acercamiento como si fuera por piedad o por compasión. Cuidado,
¿eh? La compasión es un sentimiento tan elevado como el amor pero la compasión
es para otro tipo de situaciones: para un niño que no tiene para comer, para una
familia que quedó sin trabajo, en una relación de pareja no; ¿la compasión?,
gracias, la deleteo,
la tiro al tacho de basura. En una relación lo que se pide es amor. Obviamente
tiene que ser recíproco si no tampoco sirve, no es que yo pida todo y no doy
nada. En ese caso sería yo el negativo.
Es
verdad que es un estado de ánimo por el que pasamos muchas personas, es verdad.
Y esta persona muy querida por mí me dijo "Se podría tratar el tema en una
charla de psicointegración que pueda ayudarnos".
Seguramente esta no es una charla de psicointegración
oficial. Es más bien una charla informal que seguramente pueda ayudar a esta
persona y pueda ayudar a muchos más. Porque el amor se conquista, no se obliga
ni tampoco se implora porque implorar es dejarse someter, dejarse manipular y
eso es ego porque se busca la aprobación del otro y en el amor no se busca la
aprobación, en el amor se busca el compartir. Por eso dije que el único método
es ser sincero y auténtico, que es lo que verdaderamente vale. Y si así y todo
no funciona, hay algo que es tan fuerte como el amor y la mayoría la descartan:
la dignidad. Dignidad es aprender a decir "No" cuando es necesario. Y como dije
en una conferencia de Chile y muchas señoras mayores se rieron: Dignidad es no
dejarse tocar la cola, salvo que les guste.
Gracias.
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